† Oh Jesús que estás delante de mí,
dame la paz, oriéntame y dirígeme.
Me encomiendo a Dios y a la Virgen María,
a los doce apóstoles, mis hermanos,
me encomiendo en este día,
mi cuerpo y yo, derrotado,
a las armas de San Jorge.
Mi cuerpo no volverá a ser lastimado,
nunca más se derramará su sangre
nunca más será objeto de injusticias,
ni perseguido, ni ajusticiado, ni condenado.
Iré libre y seguro, como Jesucristo
permaneció durante los nueve meses
en el vientre de María,
con la protección de San Jorge,
guerrero noble y valeroso,
vencedor de dragones.
San Jorge protegerá a su siervo,
porque a él, me encomiendo
con toda mi fe y mi confianza,
con su ayuda y protección
estoy a resguardo de todo mal,
y todo juicio y empresa,
conquistaré y venceré.
A san Jorge me encomiendo,
con su manto me cobije,
con sus armas me defienda,
hasta el día de mi muerte,
que él me conduzca a la gloria de Dios Padre,
ahora y siempre,
por los siglos de los siglos,
Amén.
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