Oh Dios Bueno y Misericordioso;
Padre, te lo ruego, escúchame,
no desoigas mis clamores,
envía tu piadosa mirada sobre mi casa,
mi familia, mis vecinos, mi prójimo, el mundo entero;
Consérvanos la salud del cuerpo
y especialmente del alma.
Ampara a todos los que hubieran hecho daño,
para alcanzar así el perdón,
que Tú Señor guardas para todos nosotros.
Tú que nos enseñaste a ganar el pan de cada día
con el sudor de nuestra frente,
¡Oh! Padre Celestial,
procúrame el trabajo honrado
con el que pueda ganar el sustento
de los que tu voluntad ha confiado a mi protección.
Que en mi hogar reine la paz, la tranquilidad
y el bienestar bajo Tu sombra.
Bendice todo cuanto pienso y realizo.
Afirma cada día mi fe
que me enseñaron mis padres y abuelos.
Infunde en mi el amor al prójimo;
préstame los medios para socorrerles.
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