Con luces celestiales brilla vuestro nacimiento,
Inés, portento de gracia,
libradnos de nuestros males.
Cuando oráis, en ese lugar,
aparecieron bellas flores,
que en campo hermoso de estrellas,
lo llegan a transformar,
los afectos virginales
publican de ciento en ciento.
Inés, portento de gracia,
libradnos de nuestros males.
Era la llave que abría al cielo,
vuestra oración,
y en ella en cierta ocasión,
os dio a su Niño María.
Al Niño quitáis la Cruz
por prenda mas estimada,
en fe de que enamorada,
vivís niña, de Jesús.
Inés, portento de gracia,
libradnos de nuestros males.
Al cojo, al sordo, al tullido,
al manco, al mudo, al prisionero,
al patricio y extrajero,
sois remedio prevenido:
Sois en males corporales,
eficaz medicamento,
Inés, portento de gracia,
libradnos de nuestros males.
Deja de hacer violencia,
el demonio al poseído,
y se retira rendido,
solo con vuestra presencia,
pues tal es vuestro poder,
para alejar malas influencias,
del maligno, de las magias,
malos ojos, malas lenguas,
y de hechizos que nos echan
algunas personas perversas,
que nos causan muchos males,
y afligen nuestra existencia.
Inés, portento de gracia,
libradnos de nuestros males.
Dios Padre amoroso
que eliges a los más débiles ante el mundo
para confundir así a los fuertes,
concédeme la gracia de ser como Santa Inés,
fiel al amor de tu hijo Jesús
que murió por nosotros en la Cruz,
fiel en lo mucho y en lo poco,
fiel en la alegría y en la tristeza,
fiel en el estudio y en la diversión.
Que nunca me aparte de tí y,
que por la intercesión de Santa Inés,
bajo el amparo protector de la Virgen María
me mantengas siempre alejado
de las ocasiones de pecado.
Amén