Oremos:
Señor Padre clementísimo y misericordioso,
Dios de todo consuelo.
Tú que no quieres que se pierda
ninguno de cuantos creen en ti,
conforme a la inmensidad de tu misericordia;
mira propicio a tu siervo/a.
Visítalo con tu gracia para que lo salves
y concédele benignamente
el perdón de todos sus pecados
por los méritos de la Pasión y muerte
de tu Hijo Jesucristo.
Que cuando salga su alma de este cuerpo,
encuentre en Ti su juez indulgente,
y que, purificada de toda mancha
en la Sangre de tu Hijo,
merezca alcanzar los gozos eternos.
Y yo, haciendo uso del poder
que me otorga la Sede Apostólica,
y en nombre de nuestro Santo Padre el Papa,
te concedo indulgencia plenaria
y el perdón de todos tus pecados.
En el nombre del Padre
y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Que Dios todopoderoso y rico en misericordia,
por la muerte y resurrección de Cristo
te perdone todas las penas de esta vida,
te abra las puertas del Paraíso
y te lleve a los gozos eternos.
Amén.
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