Dios Todopoderoso,
que derramáis hoy sobre nosotros
la nueva luz de vuestro Verbo encarnado,
haced que la fe de este misterio
se infunda también en nuestros corazones.
Señor y Dios nuestro,
haced del mismo modo,
te lo rogarnos,
que celebrando con alegría
la Natividad de nuestro Señor Jesucristo,
merezcamos, por una vida digna de El,
gozar de su presencia.
Así sea.
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