Gloriosa Virgen y Mártir Santa Lucía,
a quien previno el Señor desde la tierna infancia
con las bendiciones de su gracia,
eligiéndoos el Eterno Padre por digna hija suya,
el Hijo soberano por esposa amada,
y el Espíritu divino por su agradable habitación.
Suplíco, Santa Lucía,
me alcancéis de la beatísima Trinidad un fervor devoto,
y que así como vuestra dichosa alma
empezó a servir a Dios,
inflamada de los ardores de su amor,
no desistiendo de tan noble empeño,
hasta llegar a poseerle laureada de las dos coronas
de virgen y mártir, así consiga yo,
mediante vuestra intercesión poderosa,
un verdadero amor suyo para que amándole
y sirviéndole en esta vida, logre después
verle y gozarle en la eterna bienaventuranza.
Amén.
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