Oh Virgen inmaculada, Madre del verdadero Dios y Madre de la Iglesia! Tú que manifiestas tu clemencia y tu compasión a todos los que solicitan tu amparo; escucha la oración que con filial confianza te dirigimos y preséntala ante tu Hijo Jesús, único Redentor nuestro.
Madre de Misericordia, Maestra del sacrificio escondido y silencioso, a "tí" que sales al encuentro de nosotros los pecadores, te consagramos en este día todo nuestro ser y todo nuestro amor. Te consagramos también nuestra vida, nuestros trabajos, nuestras alegrías nuestras enfermedades y nuestros dolores.
Da la Paz, la justicia y la prosperidad a nuestros pueblos; ya que todo lo que tenemos y somos lo ponemos bajo tu cuidado, Señora y Madre nuestra. Queremos ser totalmente tuyos, recorrer contigo el camino de la fidelidad a Jesucristo en su Iglesia; no nos sueltes de tu mano amorosa. Virgen de Guadalupe, Madre de América, te pedimos por todos los obispos y sacerdotes, para que nos conduzcan por senderos de intensa vida cristiana, de amor y de humilde servicio a Dios y a los hermanos.
Contempla a nuestra comunidad e intercede para que el Señor infunda hambre de santidad en todo el pueblo de Dios, y otorgue abundantes vocaciones de sacerdotes, religiosos y religiosas fuertes en la fé y celosos dispensadores de los misterios de Dios.
Concede a nuestros hogares la gracia de amar y de respetar la vida que comienza, con el mismo amor con el que concebiste en tu seno la vida del Hijo de Dios.
Virgen Santa María, Madre del amor hermoso, protege a nuestra familia, para que estemos siempre unidos y bendice la educación de nuestros hijos.
Amén!
Juan Pablo II - Enero de 1979
Oración Final:
Oh, Santísima Madre de Guadalupe que dijiste al Santo Juan Diego: "hijito mío, el más pequeño, no te aflijas por nada; ¿acaso no estás en mi regazo? ¿acaso no estoy yo aquí, que soy tu madre? Esas palabras tuyas resuenan dentro de mi corazón, afligido y agobiado por el peso de mis pecados y los problemas de mi vida.
"Señora mía y Niña mía" , en tu corazón de madre vengo a buscar luz, fuerza, apoyo y paz. Me entrego a tu poder; confío en tu sabiduría me abandono a tu misericordia. Por que eres Madre de Dios, puedes socorrerme; por que eres mi madre, sabes cuánto te amo y te necesito. Madre mía, descanso en la ternura de tu amor.
Amén!
Madre de Misericordia, Maestra del sacrificio escondido y silencioso, a "tí" que sales al encuentro de nosotros los pecadores, te consagramos en este día todo nuestro ser y todo nuestro amor. Te consagramos también nuestra vida, nuestros trabajos, nuestras alegrías nuestras enfermedades y nuestros dolores.
Da la Paz, la justicia y la prosperidad a nuestros pueblos; ya que todo lo que tenemos y somos lo ponemos bajo tu cuidado, Señora y Madre nuestra. Queremos ser totalmente tuyos, recorrer contigo el camino de la fidelidad a Jesucristo en su Iglesia; no nos sueltes de tu mano amorosa. Virgen de Guadalupe, Madre de América, te pedimos por todos los obispos y sacerdotes, para que nos conduzcan por senderos de intensa vida cristiana, de amor y de humilde servicio a Dios y a los hermanos.
Contempla a nuestra comunidad e intercede para que el Señor infunda hambre de santidad en todo el pueblo de Dios, y otorgue abundantes vocaciones de sacerdotes, religiosos y religiosas fuertes en la fé y celosos dispensadores de los misterios de Dios.
Concede a nuestros hogares la gracia de amar y de respetar la vida que comienza, con el mismo amor con el que concebiste en tu seno la vida del Hijo de Dios.
Virgen Santa María, Madre del amor hermoso, protege a nuestra familia, para que estemos siempre unidos y bendice la educación de nuestros hijos.
Amén!
Juan Pablo II - Enero de 1979
Oración Final:
Oh, Santísima Madre de Guadalupe que dijiste al Santo Juan Diego: "hijito mío, el más pequeño, no te aflijas por nada; ¿acaso no estás en mi regazo? ¿acaso no estoy yo aquí, que soy tu madre? Esas palabras tuyas resuenan dentro de mi corazón, afligido y agobiado por el peso de mis pecados y los problemas de mi vida.
"Señora mía y Niña mía" , en tu corazón de madre vengo a buscar luz, fuerza, apoyo y paz. Me entrego a tu poder; confío en tu sabiduría me abandono a tu misericordia. Por que eres Madre de Dios, puedes socorrerme; por que eres mi madre, sabes cuánto te amo y te necesito. Madre mía, descanso en la ternura de tu amor.
Amén!
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