En la oración no
afectéis hablar mucho, como hacen los gentiles que se imaginan haber de ser
oídos a fuerza de palabras.
No queráis,
pues, imitarlos; que bien sabe vuestro Padre lo que habéis menester antes de
pedírselo.
Ved, pues, cómo
habéis de orar:
"Padre nuestro
que estás en los cielos:
santificado sea el Tu Nombre;
Venga el Tu
reino;
hágase Tu Voluntad,
como en el cielo,
así también en la tierra.
El pan nuestro
de cada día
dánoslo hoy;
Y perdónanos
nuestras deudas
así como nosotros perdonamos
a nuestros deudores;
Y no nos dejes
caer en la tentación;
mas líbranos del mal.
Amén.
Porque si perdonáis
a los hombres las ofensas que cometen contra vosotros, también vuestro Padre
celestial os perdonará vuestros pecados.
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