Purifica, Señor todopoderoso,
mi corazón y mis labios;
Tú que purificaste los labios de Isaías
con un carbón encendido,
dígnate purificarme con tu divina misericordia,
de forma que yo pueda,
por medio de tu Ángel, alabarte siempre,
aquí, ahora y en todo momento.
Angel de mi Guarda
protegeme, purificame,
orientame, guiame,
para mostrarme el camino
de rectitud y bondad
por el que caminan los hijos de Dios.
No permitas que por falta de provision
pueda yo apartarme del camiño señalado.
Antes bien, ayudame a conseguir
los medios, trabajos, ayudas,
para atender con generosidad
las necesidades de los mios.
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