Oh! Sabio, radiante, esplendente,
amado Arcángel Jofiel,
nuestras mentes y corazones están ávidas
de penetrar en los laberintos insondables,
misteriosos de la sublime ciencia del conocimiento,
de la divinidad, de la potestad,
del espíritu del Señor Dios que nos creó,
que nos guía y nos ama desde la cuna al ataúd.
Tú, amadísimo Arcángel Jofiel,
ilumina nuestra senda con la luz
de la eterna sabiduría,
líbranos de la amenaza
de la duda y la incomprensión,
nutre nuestro espíritu
con la cuota indispensable de sabiduría
que nos conduzca seguros al edén
prometido a los justos.
Amen.
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