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EJERCICIO DE LOS SIETE DOMINGOS EN HONOR DE LOS DOLORES Y GOZOS DE SAN JOSÉ PARA PETICIONES

| jueves, 2 de mayo de 2013
 

INTRODUCCIÓN:

Toda la vida de S. José fue un acto continuo de fe y obediencia en las circunstancias más difíciles y oscuras en que le puso Dios. Él es al pie de la letra "el administrador fiel y solícito a quien el Señor ha puesto al frente de su familia" (Lc 12, 42). Desde tiempo inmemorial, la Iglesia lo ha venido venerando e invocando como continuador en ella de la misión que un día tuviera para con su Fundador y Madre. En los momentos de noche oscura, el ejemplo de José es un estímulo inquebrantable para la aceptacíón sin reservas de la voluntad de Dios. Para propiciar ese veneración e imitación y para solicitar su ayuda, ponemos a continuación el siempre actual Ejercicio de los siete Dolores y Gozos.
 

Ofrecimiento
 
Glorioso Patriarca San José, eficaz consuelo de los afligidos y seguro refugio de los moribundos; dignaos aceptar el obsequio de este Ejercicio que voy a rezar en memoria de vuestros siete dolores y gozos. Y así como en vuestra feliz muerte, Jesucristo y su madre María os asistieron y consolaron tan amorosamente, así también Vos, asistidme en aquel trance, para que, no faltando yo a la fe, a la esperanza y a la caridad, me haga digno, por los méritos de la sangre de Nuestro Señor Jesucristo y vuestro patrocinio, de la consecución de la vida eterna, y por tanto de vuestra compañía en el Cielo,
 
Amén.
 
(Hacer la peticion)
 
Primer dolor y gozo
 
Esposo de María, glorioso San José, ¡qué aflicción y angustia la de vuestro corazón en la perplejidad en que estábais sin saber si debíais abandonar o no a vuestra esposa! ¡Pero cuál no fue también vuestra alegría cuando el ángel os reveló el gran misterio de la Encarnación!
 
Por este dolor y este gozo os pedimos consoléis nuestro corazón ahora y en nuestros últimos dolores, con la alegría de una vida justa y de una santa muerte, semejante a la vuestra asistidos de Jesús y de María.
 
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
 
Segundo dolor y gozo
 
Bienaventurado patriarca glorioso S. José, escogido para ser padre adoptivo del Hijo de Dios hecho hombre, el dolor que sentisteis viendo nacer al Niño Jesús en tan gran pobreza, se cambió de pronto en alegría celestial al oír el armonioso concierto de los ángeles y al contemplar las maravillas de aquella noche tan resplandeciente.
 
Por este dolor y gozo alcanzadnos que después del camino de esta vida vayamos a escuchar las alabanzas de los ángeles y a gozar de la gloria celestial.
 
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
 
Tercer dolor y gozo
 
Ejecutor obediente de las leyes divinas, glorioso San José, la sangre preciosísima que el Redentor Niño derramó en su circuncisión os traspasó el corazón,
pero el nombre de Jesús que entonces se le impuso,
os confortó llenándoos de alegría.
 
Por este dolor y por este gozo alcalzadnos el vivir alejados de todo pecado, a fin de expirar gozosos con el nombre de Jesús en el corazón y en los labios.
 
Padrenuestro, Avemaría y Gloria,
 
Cuarto dolor y gozo

Santo fiel, que tuvísteis parte en los misterios de nuestra redención, glorioso San José, aunque la profecía de Simeón acerca de los sufrimientos que debían pasar Jesús y María, os causó dolor, sin embargo os llenó también de alegría, anunciándoos al mismo tiempo la salvación
y resurrección gloriosa que de ahí se seguiría
para un gran número de almas.
 
Por este dolor y por este gozo, conseguidnos ser del número de los que por los méritos de Jesús y por la intercesión de la Virgen María han de resucitar gloriosamente.
 
Padrenuestro, Avemaría y Gloria,
 
Quinto dolor y gozo
 
Custodio vigilante del Hijo de Dios hecho hombre, glorioso San José, ¡cuánto sufrísteis teniendo que alimentar y servir al Hijo de Dios, particularmente a vuestra huida a Egipto!, ¡pero cuán grande fue vuestra alegría teniendo siempre con vos al mismo Dos y viendo derribados los ídolos de Egipto.
 
Por este dolor y por este gozo, alcanzadnos alejar para siempre de nosotrosal demonio, sobre todo huyendo de las ocasiones peligrosas, y derribar de nuestro corazón todo ídolo de afecto terreno, para que ocupados
en servir a Jesús y María, vivamos tan sólo para ellos
y murarnos gozosos en su amor.
 
Padrenuestro, Avemaría y Gloria,
 
Sexto dolor y gozo
 
Ángel de la tierra, glorioso San José, que pudísteis admirar al Rey de los cielos, sometido a vuestros más mínimos mandatos, aunque la alegría al traerle de Egipto se turbó por temor a Arquelao, sin embargo, tranquilizado luego por el Ángel vivísteis dichoso en Nazaret con Jesús y María.
 
Por este dolor y gozo, alcanzadnos la gracia de desterrar de nuestro corazon todo temor nocivo, de poseer la paz de la conciencia, de vivir seguros con Jesús y María y de morir también asistidos de ellos.
 
Padrenuestro, Avemaría y Gloria,
 
Séptimo dolor y gozo
 
Modelo de toda santidad, glorioso San José, que habiendo perdido sin culpa vuestra al Niño Jesús, le buscasteis durante tres días con profundo dolor, hasta que lleno de gozo, le encontrasteis en el templo,
en medio de los doctores.
 
Por este dolor y este gozo, os suplicamos con palabras salidas del corazón, intercedáis en nuestro favor para que no nos suceda jamás perder a Jesús por algún pecado grave. Mas si por desgracia le perdemos, haced que le busquemos con tal dolor que no nos deje reposar hasta encontrarle favorable, sobre todo en nuestra muerte,
a fin de ir a gozarle en el cielo y a cantar 
eternamente con Vos sus divinas misericordias.
 
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
 
Antífona
 
Jesús mismo era tenido por hijo de José, cuando empezaba a tener como unos treinta años. Rogad por nosotros, San José, para que seamos dignos de las promesas de Cristo.
 
Oración Final
 
Oh Dios, que con inefable providencia, os dignásteis elegir al bienaventurado José por esposo de vuestra Santísima Madre, os rogamos nos concedáis tener como intercesor en los cielos al que en la tierra veneramos como protector. Vos que vivís y reináis por los siglos de los siglos.
Amén.
 
 
 
 
 

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