Señor nuestro Jesucristo,
Hijo de Dios Vivo,
que engendrado antes de todos los siglos,
en el tiempo quisiste ser niño
y amas la inocencia propia de la infancia;
Tú, Señor, que abrazabas con amor
a los niños que te presentaban,
y los bendecías,
cuida a este niño con tierna bendición
y no permitas que la malicia
pervierta su corazón.
Concédele, Señor, que,
creciendo en edad, sabiduría y gracia,
siempre te agrade.
Tu que siendo Dios vives y reinas
con Dios Padre en la unidad del Espíritu Santo
por todos los siglos de los siglos.
Amén.
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