Señor Jesucristo, te reconozco por Rey universal.
Todo cuanto existe ha sido creado por ti;
por eso, te alabo y te adoro como Señor y Mesías.
Inflama mi corazón de tus ansias redentoras.
Hoy renuevo ante Tí mis promesas del bautismo,
renunciando a Satanás, a sus seducciones y a sus obras;
y prometiéndote vivir como buen cristiano,
llevando a mis hermanos la alegría del Evangelio
con el testimonio de mi vida.
Muy en particular me comprometo a hacer triunfar,
según mis medios, los derechos de Dios y de tu Iglesia.
Oh Jesús, manso y humilde de corazón,
te ofrezco mis pobres obras para obtener
que todos los corazones reconozcan
y vivan tu mensaje de paz, de justicia y de amor.
Amén.
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