os llama por excelencia
Beltrán santo y milagroso.
Como caudillo de Dios,
hacéis al demonio la guerra
durmiendo en la dura tierra
y así sois más poderoso
armado de penitencia
Beltrán santo y milagroso.
Con la gran fe que gobierna
vuestro pecho de amor lleno,
bebéis por Dios un veneno
que os da vida y vida eterna:
Siendo por vos provechoso
el rigor de tu inclemencia,
Beltrán santo y milagroso.
Pues tiene el pecho amoroso
de Dios tan grande clemencia
rogad santo milagroso
por todos los que con gozo
imploramos vuestra presencia,
y atended a nuestros ruegos:
(Hacer la petición)
Sed clemente y sed piadoso
con cualquier mal y dolencia
Beltrán santo y milagroso,
devolvednos la salud
y aplacar nuestros dolores,
restituirnos las fuerzas
quitadnos las depresiones
para así poder tener
felicidad y dicha eternas,
pues teniendo buena salud,
lo demas, es cosa hecha.
Beltrán santo y milagroso,
devolvednos la salud,
pedid por nosotros a Dios,
y como agrademiento tendréis
nuestra fidelidad eterna.
Amén.
Amén.
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