Desde el cielo una hermosa mañana
La Guadalupana, la Guadalupana,
La Guadalupana bajó al Tepeyac.
Suplicante juntaba sus manos,
Y eran mexicanos y eran mexicanos
Y eran mexicanos, su porte y su faz.
Junto al monte pasaba Juan Diego
Y acercose luego y acercose luego
Y acercose luego al oír cantar.
La Guadalupana, la Guadalupana,
La Guadalupana bajó al Tepeyac.
Suplicante juntaba sus manos,
Y eran mexicanos y eran mexicanos
Y eran mexicanos, su porte y su faz.
Junto al monte pasaba Juan Diego
Y acercose luego y acercose luego
Y acercose luego al oír cantar.
Juan Dieguito la Virgen le dijo
Este cerro elijo este cerro elijo,
Este cerro elijo, para hacer mi altar.
Este cerro elijo este cerro elijo,
Este cerro elijo, para hacer mi altar.
Y en la tilma entre rosas pintada
Su imagen amada, su imagen amada
Su imagen amada, se dignó dejar.
Desde entonces para el mexicano
Ser Guadalupano, ser Guadalupano
Ser Guadalupano, es algo esencial.
En sus penas se postra de hinojos
Y eleva sus ojos y eleva sus ojos
Y eleva sus ojos, hacia el Tepeyac.
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