Oh Padre mío, que fuiste llevado ante Caifás y los escribas;
Tu que fuiste prendido y condenado,
Tu que fuiste prendido y condenado,
escupido y humillado,
maldecido y apaleado,
te ruego que intercedas por este pecador
que se siente acosado y sometido
a un juicio injusto sin merecérselo.
Permite, oh Jesús mío,
Permite, oh Jesús mío,
que tu luz ilumine el entendimiento de mis acusadores.
Tú, al que condenaron y ni siquiera te defendiste
por tu infinita misericordia,
defiéndeme a mi ahora y ven en socorro mío.
Arcángeles y santos,
libradme de todo mal.
Amén.
Amén.
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